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Naucalpan, Méx.— Sobre las vías abandonadas del ferrocarril en el municipio de Naucalpan, en el Estado de México, se encuentra una escuela que por décadas ha impartido clases a los pequeños de la comunidad de San Bartolo.
Samantha Ramírez da clases en la primaria Artículo 123 Adolfo López Mateos desde hace 10 años.
Miss Samantha, como la llaman sus alumnos, ha crecido junto al plantel sobre ruedas. Su madre dio clases en esa misma escuela y ahora ella lo hace. “Yo comencé dando clases en el vagón”.

El vagón que funciona como salón de clases lleva más de 20 años estacionado en esta zona de Naucalpan. Lo que alguna vez transportó mercancías ahora alberga los sueños de decenas de niños y niñas.
“La parte emocional y afectiva es igual de importante que la educativa”, comenta miss Samantha.
Uno de los problemas más comunes a los que se enfrenta, señala, es la desintegración familiar que viven los alumnos, así como su estado de ánimo. Todo ello la motiva a ajustar la forma de enseñanza para cada alumno o alumna.

Es el 14 de mayo y a las 09:00 horas empieza la clase, y para ese momento miss Samantha ya preparó el pizarrón y los demás materiales que utilizará durante la lección.
Está a la espera de los alumnos que regresan de la clase de educación física. Una niña entra corriendo al salón y la abraza y le adelanta: “¡Feliz Día del Maestro!”.
